domingo, 4 de enero de 2009

JE REVIENS

A LÁ MAISON DE LA MÉRE
[1].


Entre.
Adentro estaba yo mirando para afuera,
soñando con el más allá, imaginado rutas,
inventando reencuentros e infinitos extravíos
que dibujaba en cuadernos usando palabras.

Todo estaba intacto,
la música reciente del despertar,
las camas sin recuerdos, las paredes blancas,
los rincones llenos de cabellos revueltos,
el techo manchado de esperanzas golpeadas.

Todo el recuerdo era de crímenes,
–los parientes de la noche sin aves,
familias perdidas en la semántica del odio –,
sangre nebulosa flotando en las pesadillas engavetadas,
las manos guardadas para futuras
muestras de amor.

Encontré que no había lugar para mí,
algo sutil y místico que había expulsado,
he vuelto sólo para acompañar a mi fantasma viendo para la calle,
le he motivado para que de el primer paso, o que salte
vestido de rojo, o pintado de algún color sangriento,
y me ha visto tan sonriente, familiar y antiguo,
rodeado de cosas materiales, infinitamente mohoso y húmedo,
como un rincón frente a la luz que permanece oculto.
Me fui.


Guatemala 04/1/2009
[1] Regreso a la casa de la madre.

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