viernes, 12 de junio de 2009

DIBUJOS DE NIÑO (5)


Siempre termino dándome cuenta que un sólo evento por pequeño que sea, potencia engranajes trasparentes y cadenas versátiles que mueven otros mecanismos bifurcados en miles de (re) acciones que se ramifican como las raíces de una planta o como la extensa red vial de Alaska hasta la Tierra de Fuego. Es posible, que, como la luz de estrellas muertas, algunos eventos hechos en nuestra niñez o adolescencia sigan bifurcándose y llevando el mensaje puro de una comunicación anterior que nos permite reconocer en los otros esas ondas de fraternidad y placer enviados como cápsulas al espacio en épocas en las que no sabíamos ni pronunciar un lenguaje. Esto sucede secretamente, dándonos la posibilidad de mantenernos felices sin el sobresalto del espacio-tiempo.
Ha comenzado a enviar estos mensajes con un ludismo radical. Nos hace reír con frases tan breves. Dice por ejemplo “que el quisiera ser grande para poder corregir a su abuelo”, y todos nos reímos pero hay allí una sabiduría reciente y pura, sin adornos; también nos dice “que cuando sea grande quisiera ser policía para meternos a todos a la cárcel”, y para cualquiera podría parecer una frase dicha sin razón en la vitalidad absurda de sus cinco años, pero creo que muchas veces se da cuenta del exceso de poder con el que lidiamos los grandes. Ha dicho que quiere ser basurero, bombero, ladrón, repartidor de agua Salvavidas, mensajero, escritor, medico y muchas veces todas estas profesiones a la vez. Hay veces que se lleva bien con todo mundo y puedo leerle un poco de ese libro de Hemingway que llevo por todos lados buscando evocar algún fetichismo romántico, pero normalmente lo leo sanamente para que el niño entienda de que se trata, despacio le voy explicando la tarea que describe el escritor y de la forma tan natural que habla de sus amigos: James Joyce y Pacin, y la forma que miraban el mundo. El niño se ríe, es muy vivo, despierto como diría mi madre, y merece que le cuenten como es el mundo de verdad. Bueno, tendrá que esperar un poco, yo no soy su padre, y su madre se mantiene muy ocupada, talvez el abuelo lo lleve a ver la vida.
Por el momento el niño sigue enviando sus infimos mensajes de libertad radical a todos los receptores que puede.

No hay comentarios:

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...