jueves, 15 de enero de 2009

MAS SOBRE LOS POBRES, EL NUEVO PREMIO NOBEL DE LITERATURA, Y LA CRISIS MUNDIAL II




“Cómo es posible por una parte, por ejemplo, comportarse como si nada en la Tierra fuera más importante que la literatura, y por otra parte darse cuenta de que la gente sólo quiere vencer al hambre y que necesariamente consideraran que la cosa más importante es lo que puedan conseguir al final del mes. Debido a esto es que él (el escritor) se confronta con una paradoja: mientras lo que él quiere es escribir para aquellos que pasan hambre, luego descubre que sólo aquellos que tienen los recursos para comer son los que notarán su existencia”
Stig Dagerman , The Writer and Consciousnes.


Es muy curioso, pero para los pobres jamás ha existido una política en la que puedan confiar; nunca ha habido crisis para ellos, pues siempre viven en ella y a fuerza de milagros para sobrevivir se han acostumbrado a los desvelos, y es seguro, que no han notado que ahora los pueblos del primer mundo se quejan como niñas, y otros, en la bolsa de New York, ya se orinaron en los pantalones.

Es natural, los pobres no saben ni de religión, ni de política, y mucho menos de alzas y bajas en las divisas extranjeras. Esto los salva de mucho, y los condena al mismo tiempo.
Los marginados de la tierra están preparados para lo que viene. No hay más que ver sus bunker y oler sus habitaciones, hechas para la guerra miserable del abandono y la tristeza. Son ellos los que salvaran a muchos del suicidio, pues saldrán de los barrancos con una doctrina de calma sobrenatural. Mientras en Wall Street se tiran del piso noventa, y en Japón celebran con Sake, en algunos asentamientos humanos habrá también alegría. Los pobres no se encolerizan contra naciones enteras, ni contra banderas, ni contra ideologías, a penas pueden manejar el odio de los demás.
Si así no fuera, los pobres saldrán de sus favelas con armas inútiles a tratar de asaltar a sus hermanos. Saquearan lo que puedan y esperaran la hora más sola y silenciosa, y trataran de volverse mucho más malévolos que los mismos explotadores de quienes irán por venganza. Pero los pobres también rezaran para que les vaya bien. Los pobres no saben de teología pero si saben lo que es el hambre, y cualquiera que sepa lo que esto es, sabe que en esa región no hay ley ni culpa, sino un inevitable deseo de sobrevivir.
Esta crisis no es para pobres. Los únicos que se han quejado son los más ricos de la tierra. Los pobres ya saben de carencias, solo es cuestión de tiempo para que incluyan en su dieta nuevas y más exóticas recetas. Lo que nos violenta la conciencia, es imaginar tan solo la mirada de los niños del futuro en su nuevo reino destruido.

PD.
El nuevo premio Nóbel de Literatura es Jean-Marie Gustave Le Clézio, es el decimocuarto francés que gana tal premio. En su discurso fluyen los campos de guerra, el gusto por los libros y una esperanza aguda para superar esta temporada criminal. Por cierto, menciono a Juan Rulfo por El Llano en Llamas y Pedro Paramo; también menciono a Miguel Ángel Asturias.

Guatemala 15/1/2009

miércoles, 14 de enero de 2009

A proposito de la Paz, el Cristo Negro, Hemingway y los Pobres.



Pero París era una muy vieja ciudad y nosotros éramos jóvenes, y allí nada era sencillo, ni siquiera el ser pobre, ni el dinero ganado de pronto, ni la luz de la luna, ni el bien ni el mal, ni la respiración de una persona tendida a mi lado bajo la luz de la luna. Pero París era una muy vieja ciudad y nosotros éramos jóvenes, y allí nada era sencillo, ni siquiera el ser pobre, ni el dinero ganado de pronto, ni la luz de la luna, ni el bien ni el mal, ni la respiración de una persona tendida a mi lado bajo la luz de la luna.
Ernest Hemigway, Paris era una Fiesta


Aunque le enoje a todo el mundo, el pobre tiene los cielos abiertos como el niño. El pobre puede que no tenga para comer pero no sufre enfermedades. El pobre es bueno por naturaleza y no tiene que inventarse dos conciencias. El pobre no tiene dos caras, con una le basta y le sobra para levantarse en las mañanas. El pobre no es tan pobre como cuando llega a tener algo, entonces si se vuelve pobre si no comparte lo que tiene. Picasso decía que el quería llegar a tener suficiente dinero para disfrutar la vida como cuando era pobre, y lo hizo. García Márquez que siempre le faltaron cinco centavos para todo, cuando tuvo todo, le dio por la nostalgia y escribía de cuando era pobre; lo mismo le pasó a Hemigway que dijo al final de su última novela, que aquellos tiempos en Paris “de cuando eran muy pobres y muy felices”.
Es la doctrina de un hombre que vino al mundo en un pesebre, que no es más que un chiquero donde dormían los animales de trabajo, siéndolo todo, el hijo de Dios; y de tan bueno, murió en una cruz sudando sangre. Los ricos son pobres sin memoria. Quiera Dios mover al mundo a la fraternidad, al verdadero sentido de la vida. Facundo Cabral, o tanto escritor viajero, sabe que nunca necesitaron dinero para vivir una vida abundante, tan solo dejarse llevar por lo que mas querían. La pobreza para Jesús siempre fue una oportunidad para que no se acabara el cielo. Una vez dijo que el reino de los cielo se había acercado, como nunca invito a pedir, invito a tocar, invito a buscar, porque todo aquel que busca haya, al que toca le abren, y al que pide se le da, dijo. No me puedo imaginar una doctrina más lejos del capitalismo que la religión cristiana. Por eso, no me puedo imaginar a predicadores con guardaespaldas, ni a profetas con Hummers, ni a iglesias donde se predica el dar sin compartir con los más necesitados. Para la Madre Teresa todos los pobres eran santos, en medio de los basureros de Calcuta, logro volverse ante el mundo amiga intima de Dios.



14/1/2009

martes, 13 de enero de 2009

7 CARAS CONOCIDAS





Esto me dijo mi madre un día “mira hijo en el mundo hay siete caras conocidas, es que de uno hay siete caras iguales regadas por otros países, por otras tierras, siete caras iguales que sos tu, y que seria algo así como una breve inmortalidad, ínfima omnipresencia, débil, todopoderosa”.
Yo imaginé a muchos como yo que hablaban en otra lengua, pero que todos éramos diferentes -no necesariamente iguales por dentro -quizás por fuera nuestros rostros eran iguales, repetidos, pero por dentro éramos otros, hechos por diferentes obsesiones y deseos, insatisfacciones o pasiones disímiles que nos daban diferentes satisfacciones.
Todo se fue confirmando en reuniones de trabajo, en fiestas de fin de año, o en cafeterías o discotecas, alguien, siempre me decía, vos te pareces a alguien que yo conozco, es que son iguales. Me decían el nombre de la persona y definitivamente no lo conocía. Eso me pasaba siempre, hasta que llegue a jugar con la posibilidad de que un doble mió, mejor educado que yo, sin ningún afán de reconocimiento andaba por todos lados haciéndome quedar bien sin darse cuenta. Pensé que talvez el pensaba algo sobre mi “por ahí anda uno como yo, menos educado que yo, que me esta haciendo quedar mal”. Entonces, para confundir un poco a todos esos amigos de farra que me dirían que me parecía a alguien que ellos conocían, me cambiaba de look: compré unos lentes oscuros, me deje crecer el pelo, me deje crecer la barba, y cuando eso no funcionó me rape, me colgué aretes en las orejas, me puse aretes en la ceja, me pinte los ojos de negro como T.S. Eliot, me ponía ropa vieja, y aún así, había siempre alguien que decía que yo me parecía a alguien que conocía. Era frustrante, pero luego lo tome a broma, cuando le conté a mi madre y me recordó lo de las siete caras conocidas. Me recordó que por el mundo había siete caras conocidas, siete yo que hablaban diferentes lenguas, pero entonces caí en la cuenta, que según la frecuencia de mis apariciones, todos mis caras conocidas por algún infortunio de la economía estaban aún en Guatemala.

PD. Estoy leyendo La Casa de las bellas Durmientes de Kawabata, espero terminarla antes de que empiecen las clases en la Universidad y venga Aquiles, la mar, la guerra y los valientes versos de Homero.


Guatemala 13/1/09
Lester Oliveros Ramírez

jueves, 8 de enero de 2009

CUENTO SIN PERSONAJES




Esas sombras desaparecen en mi cuento sin personajes.
A.Marre

La casa de tres pisos, angosta y blanca como si la acabaran de construir, transportaba en graderías en espiral un aliento a humedad y cosas olvidadas. Desde la terraza el viento era perpetuo y uno podía ver como los carros pasaban de este lado de la calle y por la avenida. Imaginó la soledad y luego la vivió, era tan evidente la ciudad llena de casas y terrazas similares, desde donde se podía ver el mundo naciendo y los pechos de la tierra arrojando nubedales y copos de fuego. Lazos cruzados de esquina a esquina donde colgaban la ropa las inquilinas y los solitarios inventaban conexiones. Irresponsables de todo, ellos también habían bebido su vino barato y habían jugado juegos criminales con el afán del buen sexo, y besado el piso en el éxtasis del erotismo. Desde la terraza mohosa con manchas de líquenes y hongos, el mundo era un cuadro de Mondrian y el cielo una fugaz feria de algodones de dulce. Los cuartos estaban intactos. Las camas muy limpias, y los pisos brillaban. Las cosas que no se usan nunca se gastan, y los hombres que nunca nacen siguen siendo inmortales. En la esquina sin nadie camino el viento y paso de largo por los semáforos. Por los puentes y los desniveles vagabundeaban mariposas. Un esqueleto de una mujer flotaba sobre el viento y los claveles secos se volvían puro polvo como el humo. Era una casa nueva. Sus puertas no habían sido forzadas, sus camas no habían sido golpeadas ni habían aflojado las junturas de los empalmes, ni los tornillos, ni los clavos habían cedido a la furia de los amores. Era nueva y blanca. Los únicos habitantes de este mundo eran las cosas húmedas y recónditas acumulando polvo y tiempo, y el viento iluminado que subía diariamente las escaleras y se tiraba de cabeza contra el pavimento azul.

Guatemala 8/1/2009

domingo, 4 de enero de 2009

JE REVIENS

A LÁ MAISON DE LA MÉRE
[1].


Entre.
Adentro estaba yo mirando para afuera,
soñando con el más allá, imaginado rutas,
inventando reencuentros e infinitos extravíos
que dibujaba en cuadernos usando palabras.

Todo estaba intacto,
la música reciente del despertar,
las camas sin recuerdos, las paredes blancas,
los rincones llenos de cabellos revueltos,
el techo manchado de esperanzas golpeadas.

Todo el recuerdo era de crímenes,
–los parientes de la noche sin aves,
familias perdidas en la semántica del odio –,
sangre nebulosa flotando en las pesadillas engavetadas,
las manos guardadas para futuras
muestras de amor.

Encontré que no había lugar para mí,
algo sutil y místico que había expulsado,
he vuelto sólo para acompañar a mi fantasma viendo para la calle,
le he motivado para que de el primer paso, o que salte
vestido de rojo, o pintado de algún color sangriento,
y me ha visto tan sonriente, familiar y antiguo,
rodeado de cosas materiales, infinitamente mohoso y húmedo,
como un rincón frente a la luz que permanece oculto.
Me fui.


Guatemala 04/1/2009
[1] Regreso a la casa de la madre.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...