sábado, 28 de noviembre de 2009

ALIMENTO PARA EL OLVIDO


Ni mi muy bien ganada reputación como historiador y tremendo entusiasta de seres imaginarios, podía llegar a imaginar aquella presencia de ese ser demoníaco o celeste, y por lo tanto sólo puedo describirlo sencillamente como un ser legendario, corpulento y desnudo por completo, resoplando de ira contra un árbol en el Jardín Botánico. Era portentoso y no estaba asustado más que por el miedo de vernos diferentes a él. Los ojos bien abiertos adquirían severidad y conocimiento y por ellos podríamos decir que estaba pensando; no así por sus facciones animales que lo separaban completamente al lado de las bestias. Su rostro, de una bestialidad purificada, se dilataba contra la sombra de los eucaliptos del Jardín. Precisamente lo vi cuando bebía en una poza y uno de los niños que habían llegado para que yo les mostrara el lugar, lo señalo con emoción. Saltó como un animal de un lugar a otro y se quedo a lo lejos de la escena. Por eso nos dimos cuenta, nosotros los mayores, que no era un disfraz como había dicho el niño, pero a ellos los sedujo de inmediato la curiosidad.
Ayudado por los padres de familia que habían ido para aquella ocasión, fuimos inventando una buena razón para sacarlos del recinto. Los niños hacían lo imposible por verlo y alguno comenzó la persecución. Fue imposible detener a dos o tres niños que se soltaron del brazo de sus padres y corrieron en dirección al Minotauro. Fue fatal. En menos de tres cornadas ya había matado a uno de los niños, y los otros dos regresaron corriendo, huyendo de la bestia.
El horror se apoderó de los mayores y el llanto salto de todos los niños. Todos salieron corriendo por diferentes direcciones buscando a sus padres y los padres buscando a sus hijos. Algunos en la confusión, tomaban a hijos que no eran de ellos, y había niños que se tiraban a los brazos del primero que los encontraba. Yo me quede de pie viendo al Minotauro bufar con rabia mientras caminaba en dirección a los tres niños muertos. La sangre le escurría de los cuernos y por detrás parecía un demonio rojo. Tomó los tres cuerpecitos y los comenzó a observar tirado entre los árboles. Tenía ojos de ternura aun cuando miraba la sangre de los infantes.
El director de la escuela me vio allí parado y me llamó desde lejos, al otro lado de la baranda. Yo lo vi angustiado y pensé que ya había hecho lo que tenía que hacer como autoridad responsable.
Me senté ahí mismo en un árbol de corteza amarilla, y lo pude ver detenidamente. No me pregunté en ningún momento de donde había salido, creo, que era suficientemente real a los ojos para producir asombro y pánico. Lo importante era que estaba allí y, yo jamás había creído que fuera posible que una bestia mitológica fuera posible. Quizás un Unicornio, pero un Minotauro de ningún modo. Él era un ser condenado a vagar en un laberinto y matar a quien irrumpiera o fuera condenado, tenía que buscarlo por los estrechos callejones y luego matarlo a cornadas o azotes, para luego comerlo por necesidad. Teseo jamás salió del laberinto, pensé, o quizás salió a contar una mentira; como buen lector había notado en la historia cierta arrogancia en el héroe, y valiéndose de un truco tan inaudito, si era posible que la bestia también siguiera la seña. Cuantos textos hay sobre la historia y sobre otras más antiguas que debido a una interpretación falsa cambian plenamente de sentido.
Las pezuñas de sus pies raspaban la tierra y se encaminaban a la poza. Metió la cabeza al agua como lo hace una vaca y la sacudió. Su pelambre ocre se hizo más castaña. Tuve temor de que se enfrentara contra mí. Me miró fijamente y se quedo quieto, como una estatua. Era como si su mirada nos diera la capacidad de ver a través. Me frote los ojos y tuve miedo verdadero, fui corriendo hasta la salida y me salieron al paso dos hombres uniformados con rifles al hombro.
– ¡Allá esta! –Gritaron todos.
– ¡No, no lo maten! –Dije ante todos-. No saben lo que es... ¡Es un minotauro!
Tres disparos acallaron mis palabras. El animal tendido en el suelo, se sostenía el pecho con sus tremendas manos. Luchaba contra la muerte viéndonos a todos sin consuelo. Por fin calló y abruptamente hundió el hocico en el lodo. Trato de levantarse tres veces más y, se oyeron otros tres disparos.
– ¡Ya esta! –Dijo uno de los hombres, dándole vuelta al cuerpo con las dos manos.
La tarde caía como siempre he recordado que caía en mi infancia, llena de luz amarilla y esperanzadora, fugaz. Esperaba junto al Director la llegada de los forenses y otras autoridades responsables. El grupo de niños había dejado todo miedo y rodeaban el cadáver del Minotauro muerto. Lo miraban con curiosidad sin saber aún que era.


2003

martes, 24 de noviembre de 2009

LA ONCEAVA DIMENSION DE LOS LIBROS


Más allá de las fronteras y el quantum de la luz de una estrella a la nada. En el universo infinito de las redes y los megabytes. Hay un mundo aparte donde se escribe toda la historia de la humanidad como una gran novela aleatoria donde confluyen pedazos sueltos de una historia universal. Detrás de un ordenador en España o en Francia, en Italia o en Rusia, hay alguien contándonos una historia o leyendo alternativamente otra historia por medio de un blog o un correo electrónico. Allí en la Hiper-red cibernética y cinética ocurre el milagro de la globalización cultural. Regresando a nuestra isla americana, es emocionante como aparecen espaciadamente mensajes enviados desde algún lugar de Guatemala descodificando una historia y narrándonos en tiempos aparentemente presentes, un fragmento de las mil una noches latinoamericanas. Veo en el catálogo de Blogs-Chapines, el de Juan Pablo Dardon y me parece sorprendente el flujo de anónimos interesados en esa máquina de pensar que les da vuelta en vilo a sus valores y leyes inmutables, el ordenador se incendia y luego se ríe. Veo el blog de Javier Payeras con sus innumerables códices minimalistas que parecen de pronto tan familiares en alguna etapa embrionaria de nuestra psiquis y pronto salta a una fragmentación del pensamiento más elaborado. Julio Serrano y sus propuestas en una cuenta regresiva donde se telegrafían trozos de alguna conversación en el bus o una confidencia en el restaurante, las voces de los recintos urbanos y la concatenación de frases, dichos, milagros y supersticiones que cambian de colores y de música en los oídos de Pablo Bromo y las representaciones cotidianas de Juan Carlos Lemus y los volátiles textos que fluyen en Nada Editores desde una pantalla blanca en plena madrugada. Veo el blog de una mujer que se desnuda y se masturba y pronuncia las mil groserías más liberadoras de su entorno, tiene más de dos meses sin hacer el amor y escribe ese post para terminar de exorcizar su soledad (Diana no sabe que del otro lado de su pantalla hay otra Diana que también se libera con su liberación), pero no vamos a pontificar nada, este es un terreno virgen en el cual confluyen de comentario en comentario las más simples ideas. Para uno el blog es una libreta de apuntes, para otro el lado B de su libro en proceso, para otros la oportunidad de publicar por primera vez y por primera vez ser comentados por alguien de Nepal o de Bahía en Brasil, para otra es nada más una catarsis que con el nombre de Diario de una Ninfomana que logra satisfacer su más genético derecho a ser. Es aún muy temprano para decir algo definitivo, lo cierto es que estos blogs están flotando, junto con otros que aún no conocemos y que también nos identifican y rescatan lo más espontáneo de esa psique nacional que otros van tejiendo y publicando. Este es el blogicidio, un intento de leer textos remotos que serán las bitácoras perdidas en el gran espacio expandible donde un día algún niño del futuro leerá en cuatro dimensiones estos relatos o poemas y se divertirán con el zapping incendiario mientras mira como se empezaron a quemar los libros de papel en la undecima dimensión de estos mundos paralelos.

lester oliveros

14:13pm.

viernes, 20 de noviembre de 2009

IMPROBABLES CONSEJOS PARA VIVIR/


Ejercite el habla: diga lo que siente.
Políticas Modernas /Religión e improbables consejos para vivir.






Fíjese en todo, no deje que los demás le metan el dedo en la boca. Oiga bien, este atento. Por ahí anda mucha gente hablando del Fin del Mundo para que usted les de todo su money sin cuestionar el uso.[1] Mire atentamente, lea todo lo que caiga en sus manos, no se deje de nadie, pero tampoco sea represor. Toque todo lo que pueda, sienta que está vivo, sienta que es una realidad inclemente, métase a los buses y hable con la gente, toque sus ideas como si fueran materialización de un tiempo que merece ser abrazado por los semejantes, ser atendido urgentemente. Huela los olores, sienta que esta viviendo en un universo multiperceptible. Ejercite el habla, diga lo que siente. Ejercite sus manos, salude a su compañero de cola en el Banco, pregúntele cómo está, mírelo a los ojos y reconózcase en él. Ejerza presión, hable de poesía en las municipalidades; invéntese que usted ya conoce el cielo y comparta sus visiones. Déjese llevar y verá que la gente responde al buen humor. Ríase hasta el llanto. Mire, oiga, y no se detenga, saborée sus deseos como si fueran obsesiones íntimas para descubrir la eternidad. Abrace a sus hijos, deles amor, en esta ciudad de soledades hay que levantar una marcha silenciosa de fraternal intimidad. Déjese besar, gustar, abra los ojos a las personas que la aman y la creen única (o único). Compre libros de superación y regáleselos a los empleados del Gobierno, lea un poema al día de un buen autor desconocido. Trate de salir de noche y caminar por su colonia sin ver más que las constelaciones. Haga todos los días lo que más le gusta, y si quiere compártalo al final de su vida. Haga algo que nunca se haya atrevido a hacer. Tal vez sería bueno que saliera al campo, o que visitara un sanatorio, un orfanato, tal vez un hospital; algunos con sólo salir al jardín y saludar a su vecino podrían tener una epifanía. Si ha odiado, ame, eso es diferente. Visite una iglesia pero no se quede por años. Si ha llorado mucho, ríase de una buena vez de la melancolía. Deje de ver el noticiario. Ore de vez en cuando pero no se lo cuente a nadie, Dios es un Dios secreto y sabe huir de los labios. Si usted ha leído con desesperación los diarios nacionales, si usted es una persona cansada de ésta historia de sangre, odio, egoísmos, prisas, estrés, asaltos, fraudes, asesinatos, robos, crímenes de amor, puñales, soledad, locura insana, ignorancia, racismo, discriminación, desaliento, y todo el desfile indigno, si usted es un ciudadano que lo único que quiere es progresar, superarse, salir adelante, cumplir su sueño, llegar a ser alguien, si usted, amigo, todavía esta leyendo es porque merece saber una verdad insospechada: va a tener que inventarse un país para usted sólo. Un país nada más para usted con sus propias leyes y sus propios habitantes. Porque a todo lugar a donde vaya lo seguirá su historia personal, no la de otro, sino la suya. Y le van a preguntar por su país. Algunos dirán que está en llamas, otros dirán que no saben nada de él. Pero hay quienes hablan de su país de ficción y todos los países de ficción le deben mucho a la literatura. Comparto con muchos amigos la visión de una Guatemala nacida del Popol-Wuj donde lo mágico es real. Mucha gente viaja con dos países en su maleta, el que quisieran tener y el que tienen, y saben que es mejor hablar de un país mítico y futuro, de un país mental, porque a fin de cuentas, como dijeron alguna vez los Siux, la patria se lleva en la mente.

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[1] Es curioso que la religión moderna tenga una relación directa con las políticas modernas.

jueves, 19 de noviembre de 2009

PERSEPOLIS Y MARJAN LA NUEVA PROFETA SIN PATRIA




Marjan Satrapi es una mujer iraní, y además el personaje central de esta película a la que no llegué tarde, sino en el momento oportuno pues el tiempo para mi no existe de una forma lineal. Fue presentada en el año 2007 y fue nominada a mejor película de animación en el año 2008. Compitió contra Ratatouille y Surf`s up. Y me parece sospechoso el hecho de que haya ganado una película que cuenta la historia desabrida de una rata cocinera. Ayer vi por fin Persepolis. La biografia traspuesta de una mujer que sin duda es un icono de su tierra y un profeta sin patria. Marjan trabajo con sus recuerdos una historieta que no esta dirigida precisamente a los niños, sino a un publico universal; a raíz de esto aceptó el consejo de David B para narrar su historia en comics. Así nació el libro Persepolis, por el cual le cerraron las puertas de su propio país. La profeta sin patria, entonces, ayudada por su memoria y Vincent Paronnaud empezó a crear las animaciones para llevar Persepolis al cine. Pude ver el preciosismo con el que se hizo una película que podría hacernos pensar que fue tan fácil. Desde los animadores, hasta el que puso el sonido de cada elemento en pantalla era un grupo comprometido con narrar una historia intima que debía conocer el mundo. Para un latinoamericano no es difícil identificarse con esas escenas de racismo y dominación, aún para un africano o un vietnamita la historia se carga de significantes. Pero la mujer detrás de esta obra es el mayor milagro. La profeta utiliza, en vez de bloques de piedra para grabar mandamientos, papel , tinta y un código que todos conocemos muy bien, el humor, el cinismo, y las nuevas tecnologías de la liberación.
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martes, 17 de noviembre de 2009

UN VOLKSWAGEN EN MEDIO DE UNA MUJER


Cuando uno goza su nostalgia tiende a convivir con la tristeza de una forma muy grata. La felicidad entonces hace posibles las apreciaciones de una realidad subjetiva que es en sí el único universo verdadero del que depende un escritor. Mi universo es la melancolía sagrada. Puedo vivir por mucho tiempo sintiendo unos deseos infinitos de llorar, puedo sobrevivir a la más terrible agonía y soy en si, un sobreviviente de hondas depresiones. Pero cuando una felicidad completa me sobreviene sé, que por muchas razones, es algo momentáneo que debo de vivir plenamente. El sábado, fuimos invitados por Dorian Lima, uno de nuestros mejores amigos, a Santo Domingo El Cerro, un terreno lleno de arte. Desde la puerta se pueden ver las mujeres monumentales de Efraín Recinos, con sus cabellos dinámicos y sus piernas cosmopolitas de mujeres de mundo. Ahí, frente a los pájaros bajo la lluvia esta el Volkswagen que el maestro Efraín manejó mientras se construía con sus planos el gran Teatro Nacional. El Volkswagen aún conserva la elegancia de su color original y alguien con mucha imaginación puede ver a una de sus mujeres tratando de parecer invisible y sensual sentada al frente. Abrimos una botella de vino blanco con el temor inocente de quien se salta la barda de un terreno prohibido. Wendy sonreía y su sonrisa me contaminaba. Supe, en el curso de nuestra conversación que el experimentado Dorian era amigo de mi tío Oscar Oliveros y de mi papá. Recuerdo que le dije que me llevaba de maravilla con ellos. Que pequeño es el mundo, dijo Dorian y, me contó algunas anécdotas de mis tíos. Mirábamos como iba volcándose el sol frente a las nubes y la música de Mazzy Star sonaba por algún lugar indivisible. La música era lenta y melosa, como el vino, como las boquitas de manía con caramelo, como los murales de Recinos y el tecolote de bronce de Ramírez Amaya, como las invenciones del Colectivo La Torana y los jaguares constelares de Goyri, el pequeño cuadro de la reproducción onírica de Elmar Rojas y las grandes transparencias del amor en los insectos vivientes de esa inolvidable región de lo increíble. Pero la noche no termino ahí.
Pero la noche nunca terminó. Desde el cerro pudimos ver las luces de Antigua. Fuimos eternizados además con el teléfono celular de Dorian y ahora hay fotos para la posteridad. Trabajé un poema al ver el carro alzado del maestro Recinos. Se los confío acá:


Desnuda con la nada, me cantas letra a letra una oración pajarera, con alas fuego, con celos azules naves, mi adorada esta al final de la escalera, su belleza total es lo que todavía resplandece en sus manos, una mariposa negra que aletea, las horas sostenidas en la otra, y lo que ha muerto de tu cuerpo de polen desvanecido, un racimo de corazones latiendo.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...