martes, 28 de julio de 2009

TRAZAR LA TRAMA (...)




La muerte sólo será triste para los que no hayan pensado en ella.

Fenelón

Iba bien. De pronto mi personaje caminaba por la línea del tren rumbo a la playa, o qué sé yo, luego lo encontré durmiendo en una casa de negros en Escuintla, enamorado de una Leona. Pero no era cualquier mujer. Ella me hizo revisar manuales de mujeres mulatas y cuanta foto encontrara para ponerle un rostro único y un cuerpo de pecado. La dejé sentada en un comedor sucio a una cuadra del putero donde terminó trabajando para pagarle la vida a su hermanita. La dejé allí y ya no he vuelto a escribirle su vida. La dejé tan hermosa como quise y todavía con el cigarro a la mitad. El muchacho estuvo a punto de hablarle. Lo olvidé parado en la esquina pensando si volvía o no volvía a entrar. La línea del tren sigue su curso desde el primer paso que dieron todos.


Hoy que es mi cumpleaños, veo que todas estas vidas fortuitas que me rodean se confunden entre recuerdos y precogniciones del ayer; seres inventados por mi otro yo que también se apega a mis desordenes, y los otros familiares rostros que llevan mi apellido o el de mis abuelos. Una semilla, nada más, era apenas treinta y tres años, a punto de morir como a las doce y media de un medio día como éste. Ésta es mi trama y la estoy trazando en malas compañías. Entre los libros de poetas malditos y escritores mal vivientes, en medio de la América más peligrosa y trastornada donde el realismo mágico es creíble y la realidad nos sorprende más que los libros. El diablo ha rodeado la tierra y ha encontrado en medios de estos volcanes como jugar sin perder. Los Mega-templos de la angustia y la abundancia siguen extendiéndose como techando un continente y vio Dios que era bueno mientras negociaba con el diablo. Las conciencias secuestradas por los dogmas. Seres subterráneos me gritan esperanzas. Creo en un dios ausente y secreto, en el fin del tercer mundo, en el cielo para los pecadores, en la sanidad de los enfermos, en las pinturas de Benvenuto Chavajay y las novelas sin escribir de un falso ídolo; creo en las conciencias rebeldes y en las manifestaciones de la rabia, en el intento de fracasar y en los errores del gobierno, en las manipulaciones del destino, en las estrellas avanzando, en la nada, en el universo irreversible y en la totalidad de las banalidades, en el orgullo de los ciegos y en las manos de los monos, en los ojos de las culebras y en lo nahuales de las constelaciones, en las visiones de los recién nacidos y en las maravillas ocultas bajo las piedras de los ríos, en la luz, en el amor, en la inexplicable levedad del ser, y en los sencillos cataclismos de la razón, creo en mi, creo en el futuro, en todo lo que ya me contaron de Paris, en los falsos museos, en el pago por hacer nada, en el silencio, y de nuevo en la literatura, maldita y despiadada.
Iba bien, ahora sólo tengo que volver a donde pertenezco y empezar de nuevo con una sola frase sincera.

2 comentarios:

Miss Trudy dijo...

Estas dos oraciones estan buenisimas: "Las conciencias secuestradas por los dogmas. Seres subterráneos me gritan esperanzas." En general, uno espera que los seres subterraneos mas bien gritan maldiciones, pero los tuyos gritan esperanzas, asi que la imagineria obscura es un poco engañosa en este sentido. Interesante.

MarianoCantoral dijo...

bien

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