sábado, 6 de febrero de 2010

LEYENDO EL CIGARRO


Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis.
Paraselso


Provengo de una familia que amaba las supersticiones sobre cualquier ciencia. La ciencia era la superstición. La interpretación de sueños que hacía mi abuela y mi madre resultaban ser mejor que los pronósticos climáticos de la TV. Las cucharas y tenedores, en fin, todos los objetos de la mesa y de la casa estaban a merced del milagro de las predicciones. Incluso el sol y las nubes, el color del cielo, el ritmo del silencio por las tardes de verano. Mi abuela creía en el poder del agua y del fuego, en el sintoma de las tormentas en los corazones de los solitarios. Mi madre en el poder de las velas y el amor, en los eclipses infantiles a las seis de la tarde. Una de mis tías sabía más de cartas y de puros que de telenovelas y había una vecina que estaba completamente tomada por los espíritus de los desaparecidos tras la dictadura. Era médium aunque algunos juraban que era comunista. Los espíritus lo rondaban todo de noche y de día. Inquilinos que salían huyendo hablando de aparecidos sentados a los pies de su cama. Mi madre que miraba sombras negras cruzarse los pasillos a pleno día. Y una de mis hermanas miraba duendecitos parados en el baño, muy quietos, velando las gotas furtivas que caían de la regadera a las diez de la noche. Pero la hora crucial eran las doce. A las doce en punto de la noche salían las celebridades de la pasarela nocturna. El Cadejo negro y blanco. El Sombrerón y la Llorona, la Siguanaba, y, a la que más temía mi madre, la famosa Lechuza. Su grito, era quimérico, entre el llanto de un niño, el maullido feroz de una gata en brama y la solida sordidez de un pájaro del otro mundo. Se roba el alma de los niños, según dicen.
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Planeador-Soda Estereo

2 comentarios:

AnaPatricia dijo...

Sí era un pájaro siniestro los dos lo escuchamos y ya sabes lo que paso. Luego me enteré que los mayas lo conocen como el anunciador de la muerte.

Lester Oliveros dijo...

Es cierto, hay una vasija o vaso ceremonial con ese pajaro, es más bien como un murcielago.

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