martes, 17 de abril de 2012

EL FANTASMA DE LA LIBERTAD



Et je t'ai trahie pour

Une prison d'amour
Et sa belle geôlière
Georges Moustaki, Ma liberté



Trataba de no molestarse consigo mismo. Estaba tratando de aprenderse esa oración del Padre Nuestro en francés:
Notre père,
qui es aux cieux,
que ton nom soit sanctifié,
que ton règne arrive,
que ta volonté soit faite sur la terre comme au ciel,
donne nous aujourd'hui notre pain de ce jour,
pardonne nous nos offenses,
comme nous pardonnons aussi à ceux qui nous ont offensé,
et ne nous soumets pas à la tentation,
mais délivre nous du mal,
amen
Su pronunciación era difícil. Pensó en poner algún canal de la televisión. El momento era preciso. Tranquilidad, armonía, y soledad para poder disfrutar de esa cinta. Empezaba con una pintura muy famosa de Goya, Los fusilamientos del tres de mayo. Luego, inmediatamente notó que la película era una disposición de varios cuentos con un hilo conductor y donde la cámara de una forma arbitraria, o le pareció mejor pensar en la palabra “caprichoza”, podía pasar de uno a otro escenario en busca de una inagotable imagen del deseo. 
La película de un cineasta español, amigo de Dalí y de García Lorca, era de una severa connotación liberal, surrealista y poética. Entonces fue, cuando pudo ver esa imagen del prefecto de la policía que mira a su hermana desnuda tocando el piano, así como también los animales en el zoológico, mientras una multitud entra gritando consignas mientras se oyen los disparos y termina en el lente insaciable y fijo del director, la más inverosímil imagen de una avestruz.
Cansado de todo, no se durmió. 

*Le fantôme de la liberté, de Luis Buñuel 1974 

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